miércoles, 21 de diciembre de 2016

A MI MADRE!!


LAS MADRES NUNCA MUEREN

¡Oh, cuan lejos están aquellos días
en que cantando alegre y placentera,
jugando con mi negra cabellera,
en tu blando regazo me dormías!


¡Con que grato embeleso recogías
la balbuciente frase pasajera
que, por ser de mis labios la primera
con maternal orgullo repetías!


Hoy, que de la vejez en el quebranto,
mi cabello se desata en blanco armiño,
y contemplo la vida sin encanto,
al recordar tu celestial cariño,
de mis cansados ojos brota el llanto,
porque, pensando en ti, me siento niño.


Un golpe di con temblorosa mano
sobre su tumba venerada y triste;
y nadie respondió... Llamé en vano
porque ¡la madre de mi amor no existe!


Volví a llamar, y del imperio frío
se alzó una voz que dijo: ¡Si existe!
Las madres, nunca mueren ... Hijo mío
desde la tumba te vigilo triste...


¡Las madres, nunca mueren!
Si dejan la envoltura terrenal,
suben a Dios, en espiral de nubes...
¡ La madre, es inmortal!

Por: Vicente Riva Palacio y Guerrero (1832-1896) - Poeta Mexicano




A MI MADRE MUERTA


Sufrías de día,
descansabas de noche,
lavabas y cocías murmurando los afanes
que dejabas regando los jardines..

Caminando en la calle te extasiabas 
y tus ojos buscaban el encuentro 
de la gente que amiga de sus cuentos 
estrechaban tus abrazos.

Yo caminado junto a ti feliz seguía 
el sermón que tus labios me decían,
las palabras que jamás fueron oídas 
y que extraño después de tu partida.

Fue fuerte mujer de mandamiento 
plasmada de montañas y de miedos,
de rezos, de oración, de desencuentro..
Y fue aquella,
que pensaba en mi mañana,
en mis horas felices del destino,
aquella que soñaba a solas,
que será de él, sin nunca decir nada.
Aquella que de niño me cargó en sus brazos 
sufriendo en carne viva mis tropiezos, 
la que me brindó sus besos,
sus caricias, sus abrazos.

En ella pienso hoy.
En ella que fue mi amor y mi querella 
mi angustia, mi alegría,
la que con su aroma me impregnó la vida 
dándome aromas para que sonriera 
y yo dándole espinas para que sufriera.

En ella pienso hoy, sin ser olvido 
a mi mente y corazón,
en ella pienso hoy como un suspiro,
como el ave que en un largo vuelo 
hecho pedazos... nos dejó su nido.